Siempre me ha gustado andar. Desde que leí a Machado. Antes andar, carecía de sentido.
Dar pasos.
Ahora no es sólo eso. Ahora andar es todo un mundo de posibilidades. Significa avanzar. Significa
elegir tu propio camino. Aunque a veces las señales te obliguen a coger uno. Pero siempre hay una
salida, un desvío. Atajos no, de eso nada.
El paseo tiene que ser lo más largo posible.
Y siempre me he considerado un poco Cristo. Desde que leí a Machado. Al parecer, heredé esa
capacidad de caminar sobre el agua. Dejando estelas, como él decía. ¿Nadando? No, nunca.
Caminando.
Y caminando a distintos ritmos, con distinta gente. Distintos ánimos, distinto tiempo y distintos
destinos.
Pero siempre un destino al final del camino. Al final de todos. Una especie de Roma, sí.
Así que… ¿mi consejo? Llegad a Roma habiendo recorrido todos los caminos, dejando nada más
que perecederas estelas y acompañados de esa persona especial.
Y felicidad. Sobre todo, felicidad al final del camino.
La macedonia, un lugar donde todo tiene su hueco. Diseñado por nosotras,donde lo importante es que tú participes.
Porfavor andresillo esa mezcla de moñeria maxima y alardes de grandeza comparandote con nuestro señor me mata xd
ResponderEliminarP.D aquí hay tongo que este es un enchufadoooo !!!
ResponderEliminarOs odio a todos
ResponderEliminarEs una bonita reflexión, pero a mi parecer la felicidad no es el destino, no es un punto que se alcanza o se deja de llegar. Cómo dijo otro gran escritor: "He aprendido que todo el mundo quiere estar en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subor la escarpada" (Garcia Marquez).
ResponderEliminarme encanta, enserio, me encanta esta entrada
ResponderEliminarAndres Moral ha hecho un gran trabajo introduciendonos ademas a grandes personalidades como Machado.
Preciosa redaccion y grandiosa conlusion
Me ha emocionado