Madrid, 12/01/2012
Querida amiga:
Desde pequeñitos, nos han intentado inculcar el valor de la amistad tanto con juegos de compañerismo, oraciones en las que el mensaje principal era ayudar al prójimo, pruebas de acrogimnasia en las que cada persona era importante porque sustentaba a otra y asi sucesivamente…
Menos mal que mucha gente ha mantenido ese valor durante toda la vida, luchando por los que son sus amigos y dejándose la piel en que no se separen del camino que les une a pesar de las adversidades u obstáculos que puedan aparecer en el dia a dia ; otros sin embargo, no han luchado por mantenerlos esperando a que aparecieran personas que les volviesen a llenar, es decir, amigos pasajeros, de los que no duran toda la vida, sabes que están ahí pero no sabes durante cuanto tiempo y eso, sinceramente, es frustrante.
El valor de la amistad tiene un precio incalculable y doy gracias a Dios por haberme brindado la oportunidad de tener amigos que siguen a mi lado, dia a dia, apoyándome, levantándome, viviendo conmigo, caminando por mi camino, entre esos amigos te encuentras tú.
Dicen que más vale tarde que nunca y esta carta no tiene la finalidad de que me perdones porque no creo que haya nada por perdonar, pero si para que te des cuenta, amiga, lo importante que son aquellas personas que llenan tu vida. Tú has llenado la mía, con momentos buenos y malos, risas y lágrimas, líos y deslíos y creo que no es necesario perderlo.
El recapacitar y detener el tiempo un momento para pararte a pensar, para ver lo que te hace falta para poder seguir viviendo feliz, es algo bueno y que no debe ser juzgado por nadie. Hay momentos en los que echas mucho de menos y ese momento me ha llegado hoy a mi. Este es el momento en el que puedo decirte que te echo de menos.
Lur
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