Examenes ¿fáciles o difíciles?

Siempre existe una predisposición al estudiar un examen, pasar una prueba deportiva o simplemente al hacer un trabajo. Todos tenemos o hemos tenido profesores que nos ponen su asignatura como “imposible  de aprobar”. ¿Cómo nos repercute esto? ¿Y el  escaso tiempo? ¿Es mejor tener poco tiempo y estar presionado a la hora de hacer un examen?

 Preguntas como estas hemos decidido solucionarlas y para ello realizamos un experimento, como trabajo de clase. Este constaba de un sudoku nivel medio pasado a 60  personas. A la mitad de los participantes les comunicábamos que era un sudoku nivel experto, que muy poca gente lo podía solucionar, mientras que a la otra mitad les decíamos que era un sudoku nivel fácil, y que los niños pequeños sabían hacerlo. Además de esto, jugamos también con otra variable: a la mitad de la gente les avisábamos que contaban con tan solo 4 min para resolver lo que pudieran del sudoku, incrementando así la presión, en cambio, al la otra mitad no les avisábamos del tiempo con el que contaban, a pesar de que a los 4 minutos igualmente se les retiraba el sudoku.

Siendo la misma prueba para todo el mundo, y contando con el mismo tiempo, veamos los resultados:

Media de números colocados correctamente:

	“Fácil”	“Difícil”
Con presión	10,55	9,87
Sin presión	8,05	6,39

Media de fallos (%):

	“Fácil”	“Difícil”
Con presión	4,5	23,75
Sin presión	4,57	4,21

Creo que los resultados hablan por sí solos. De aquí podemos sacar conclusiones acerca de la política que deberían seguir los profesores, y cómo unas frases de ánimo puedes ser muy útiles.

También podemos aplicar esto a la vida, a la forma de verla, y como el ser positivo ante una situación puede influir enormemente. “El primer paso para la solución de los problemas es el optimismo. Basta creer que se puede hacer algo para tener ya medio camino hecho y la victoria muy cercana” (John Baines).

Este experimento lo ha realizado Beatriz  Moñino y Lurdes Merino, escritoras del blog, y  yo, una fiel seguidora, Marta Gil.